Memoria Científica, 1993-94

Abstract

Comentarios de la Dirección: Guillermo Giménez Gallego - Director. A comienzos del pasado mes de noviembre tuve el honor de presentar en un acto presidido por el Excmo. Sr. Secretario de Estado para Universidades e Investigación y el Presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas el Catálogo de Publicaciones del Profesor Gregorio Marañón existentes en los fondos de la Biblioteca del Centro de Investigaciones Biológicas, un trabajo de biblioteconomía fruto de la dedicación y altruismo del equipo de bibliotecarias del centro. Para hacer dicha presentación no tuve más remedio que tratar de informarme sobre la personalidad del Dr. Marañón y sobre su relación con el Centro de Investigaciones Biológicas. En seguida caí en la cuenta de que estudiar esta relación era adentrarse en los orígenes de la investigación biomédica actual, uno de los campos científicos en que la voz de España goza de prestigio fuera de nuestras fronteras.

La proyección internacional de la investigación biomédica de nuestro país arranca sin nunguna duda de D. Santiago Ramón y Cajal que reúne a un selecto grupo de discípulos en el primer edificio del Instituto Cajal, en Atocha. Ellos asimilan su espíritu y se entregan con entusiasmo a popner nuestra investigación biológica y médica al ritmo de la que se desarrolla en los países punteros de la época. Por desgracia, este impulso regenerador tuvo que soportar el profundo impacto traumático de la guerra civil, justo cuando su principal motor, Santiago Ramón y Cajal, acababa de morir. El aislamiento internacional, el exilio, la desaparición de instituciones puso en trance de muerte a la investigación biomédica española. Sin embargo, a pesar de este cúmulo de adversidades pervivió y se desarrolló. Y en este resurgir, el Prof. Gregorio Marañón desempeñó un papel clave. El Dr. Marañón entrevió que la pervivencia de la investigación biomédica en España requería en aquel momento que los grupos que aun subsistían unieran sus fuerzas y así adquirieran peso específico ante la sociedad española. De ahí surgió la idea de planear un nuevo edificio que concentrara la investigación biológica en el campus del Consejo. En un solar obtenido por permuta con el Insituto Cajal nace el centro de Investigaciones Biológicas al que, de forma consciente o no, sus fundadores hacen heredar parte del nombre del laboratorio de D. Santiago: el laboratorio de Investigaciones Biológicas. A la fundación del Centro de Investigaciones Biológicas dedicó el Prof. Marañón una gran parte de sus esfuerzos en los últimos años de su vida. En su discurso inaugural, en febrero de 1958, ya casi un testamento, pues iba a morir dos años después, D. Gregorio hace depositario al Centro de Investigaciones Biológicas de las inquietudes de regeneración científica que él había heredado de D. Santiago Ramón y Cajal. El quiere al Centro a la vez laboratorio de excelencia y foco de irradiación desde el que se pudiera en marcha la regeneración de la investigación Biomédica en España. Desde la perspectiva que nos otorgan ya treinta y seis años de historia de la institución se puede afirmar que, sin poder obviar las miserias que acompañan a todo lo humano, el Centro de Investigaciones Biológicas ha cumplido la misión que se le encomendó. A él pertenecen o han pertenecido en alguna época de su vida una gran parte de las figuras más señeras de la investigación biomédica española de esas últimas décadas. Del actual Centro de Investigaciones Biológicas se desgajaron progresivamente el Instituto de Biología Vegetal de Sevilla, el Instituto de Microbiología Molecular de Salamanca, el Centro de Investigaciones Biomédicas de Madrid, el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, el Instituto de Neurobiología Ramón y Cajal, y una parte importante del departamento de Biología Vegetal del Centro Nacional de Biotecnología. Sin embargo, a pesar de la sangría continua de investigadores que ha supuesto la puesta en marcha de todos estos nuevos laboratorios, el Centro de Investigaciones Biológicas ha seguido manteniendo un alto nivel de producción científica. A lo largo de los treinta y seis años de existencia del Centro, sus investigadores han publicado unos 3.000 artículos con resultados originales, la mayor parte de ellos en revistas científicas internacionales. Un número de publicaciones que debe ser evaluado en el marco de las condiciones precarias en que se desarrolló la investigación del Centro en sus primeros años, cuando conseguir instrumentación y productos químicos del extranjero era una auténtica heroicidad, el desconocimiento de los idiomas extranjeros, la tónica general del país, y las aportaciones científicas provenientes de España recibidas con recelo.

El impacto en el panorama científico español del Centro de Investigaciones Biológicas le hace ciertamente una institución señera de la historia de la ciencia española, sobre la que tendrán que volver una y otra vez los historiadores para explicar la pujanza de la investigación biomédica de nuestro país en este final del siglo XX. En la actualidad, la misión de regenerar nuestra ciencia que la historia le encomendó puede considerarse ya terminada. Sin embarho, el ser una institución de excelencia sigue siendo un objetivo irrenunciable del Centro de Investigaciones Biológicas. Esta memoria de nuestros trabajos de investigación durante el bienio 1993-1994 resume nuestros esfuerzos por seguir en la brecha que abrieron nuestros predecesores.