Como inventar cosas con palabras o el arte de bucear en el lenguaje

Abstract

Las preguntas de los niños, a las que no hace mucho se refería Roger Penrose, son casi siempre impertinentes y, a veces, muy infundadas, pero es menester reconocer en una buena mayoría de ellas un resto de ingenuidad y de radicalismo que puede ser fecundo para todos los que andamos perdidos por las ramas, si no fértiles, si amplias de cualquier disciplina. Un hijo mío que trataba de entender a qué me dedicaba, me preguntó hace ya tiempo: ¿y tú que has descubierto? Trataré de acercarme a responder esta pregunta con un poco de calma sin dejar de recordar el desasosiego que me produjo en su día. Lo haré en dos pasos, explicando en primer lugar lo que entiendo como problema filosófico, cosa que indefectiblemente tendrá un cierto aire testifical o biográfico y, en segundo lugar, sugiriendo de qué modos seguirá siendo posible, conveniente y hasta imprescindible la existencia de personas e instituciones dedicadas a la filosofía, aunque no siempre se sientan en la necesidad de explicar qué demonios han descubierto o no sepan muy bien cómo hacerlo. En general, cuando se trata de un avance en el seno de un determinado tipo de ciencia, lo que se descubre es, en cualquier caso, una parte, generalmente pequeña, de lo que queda encubierto, de lo que no sabemos. El prestigio que tiene el descubrir se asocia con lo práctico que resulta en el universo correspondiente. Lo que se descubre llama la atención, se aprende; lo que queda encubierto, por el contrario, asusta, tiende a ser olvidado, bien porque infunda algún temor, bien porque con navegar sobre las aguas baste. No es tan fácil como pudiera parecer un buen manejo de lo que no se sabe: en realidad es la otra cara de la moneda de lo que sí decimos saber, de lo que se da por supuesto. Saber qué es lo que no se sabe y saber con certeza que algo no se sabe es un ideal ligado a la filosofía desde los primeros tiempos aunque está claro que hoy no estamos en momentos en que se valore esta docta ignorantia.