La construcción naval en Canarias en el siglo XVIII

Abstract

La presente comunicación tiene por objeto el estudio de la denominada flota canaria formada por barcos dedicados al tráfico interinsular, peninsular, a la pesca en la costa africana y al comercio con América. Con independencia del tráfico a la que se dedica, la formación de esta flota depende tanto de las compraventas de embarcaciones de fabricación española o extranjera como de las fabricadas en las islas. Su estudio -a partir de fuentes notariales, expedientes de la Real Audiencia y de la Real Aduana de Canarias, de documentación procedente de archivos privados y nacionales- sólo se aborda desde la perspectiva de la construcción de los barcos en las islas y no tanto desde la óptica de la propiedad de los mismos. Pese a los escasos recursos madereros, la construcción naval en Canarias conoció durante el siglo XVIII un notable impulso debido a la existencia de un artesanado experimentado desde antiguo y a la iniciativa privada que, al calor de algunas medidas estatales como el Reglamento de Comercio de 1718 y del desarrollo de la actividad pesquera en la costa de África, logró orientar hacia dicha industria capitales de diversa procedencia porque la inversión sólo en contadas ocasiones fue realizada por un solo socio capitalista. Aunque para garantizar la autonomía de la flota canaria fue necesario proceder a la compra de barcos nacionales o extranjeros, sin embargo la fábrica en las islas llegó a cubrir gran parte de sus necesidades y, de una manera general, todas las de su flota pesquera. Los riesgos del mar y el corso la sometieron a una constante renovación, llegando a convertirse en el principal aliado que encontraron los carpinteros de ribera para el sostenimiento de su actividad.