Nuestra religión, vuestra magia: los misterios dominicanos cruzan el Atlántico

Abstract

[ES] Cuando Altagracia habla de los santos o misterios que la “montan” y que, a través de su cuerpo, se comunican con los asiduos visitantes de su “centro” en una esquina de la calle Serrano en Madrid, les suele llamar “mi gente”. Altagracia alquiló una buhardilla laberíntica en uno de los barrios más caros de Madrid gracias a que “su gente” se lo proporcionó. “Su gente” le ha acompañado todos estos años desde que inició el proceso migratorio desde la República Dominicana a España y sigue marcando los pasos que da cada día. En este trabajo voy a presentar la historia de vida de Altagracia –este pseudónimo fue escogido por ella para no desvelar su identidad- y mediante su relato, proponer al lector que se adentre en el conocimiento de las prácticas religiosas de esta “portadora” o “servidora” de misterios y que intente dejar a una lado los estereotipos que acompañan a una religión de origen africano que tiene en la posesión espiritual una de sus características distintivas.